Héctor Rodas





Héctor Rodas, poeta. Nació en Guatemala en 1963. Estudió Pedagogía en Extensión Universitaria de laUniversidad de San Carlos. Ha publicado los libros de poesía Sortilegios, Latitudes insomnes, Figuraciones, Días extremos, Museo de cera y Gajes del oficio. Ha participado en festivales de poesía en Centro América.


Foto KC © 2005
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Cuando a una mujer
Le sonríe el alma
Le llueven estrellas
En los labios

Aletean jubilosos
Sus suspiros
Y aniña su mirada
Con malicia

La felicidad
Le hace cosquillas
Con ternura

Hilarante el viento
Canta en su garganta

Se enfiesta la vida
En lo que dice
Cuando salpica gotas
De placer en sus palabras


(Fragmento tomado de Canto Amatorio)


OPACA TRANSPARENCIA

Todo se nos va haciendo polvo
El aire y su transparencia de agua
La luz y su transparencia de aire
El agua y su transparencia en el vaso
Que tiene sed de su nombre.


PRESA MAYOR

La otra parte de nosotros
Que aún merodea inquieta
Entre la jaula
Hambrienta se lame la lengua
Olfateando nuestras huellas

Para sorprendernos
De un momento a otro
Como la víctima suya que somos
La más apetecida de sus presas.

(Tomado de su libro Trofeos de Caza, 2006)

Raquel Cañas

Raquel Esther Cañas
(El Salvador, 1969).
Nacida con una cardiopatía congénita y operada a la edad de 4 años, Raquel Cañas parece no haber sido curada de los males del corazón que expresa una y otra vez en su poesía osada y dulce.
Reside en la ciudad de San Salvador, actualmente funge como vicepresidenta de la Fundación Metáfora, instancia cultural que organiza anualmente el Encuentro Internacional de Poetas “El Turno del Ofendido”, más que una poeta se considera a sí misma como una Promotora Cultural. Su poesía ha sido publicada en revistas y periódicos.


Foto propiedad del autor



ARQUETIPO

Ni Hera
Ni Perséfone
Ni siquiera mi amada Afrodita
No correspondo
No me veo en su espejo
Soy una simple mortal
Donde se funden las diosas
Que a ratos desearon ser libres
Y entregarse a su amor de mujeres simples
Sin sortilegios divinos
Sin patrañas burocráticas
Sin espada
Pero con la milenaria sabiduría
De todas ellas que me encarnan



AZAR

De amar no me arrepiento
Sólo de la margarita deshojada y mentirosa



CORAZONADA

Ay corazoncito de miel y hiel
dónde escondés al inombrable
al temible
al hechicero
al bonachón
a la sinrazón
a la ternura
a los duendes
a la magia
a la melodía
al encanto
a la empatía
a la risa
para evitar llamarlo
con sus vocales y consonantes
qué arte el tuyo de camuflar
los besos y caricias
vistiéndolos de travesura infantil
y rezagado ardor adolescente
cómo pintás de colores primarios
el arcoiris de nuestros encuentros
cómo acallás la sentencia
los delirios noctámbulos
y los húmedos sueños
quién te amordaza la poesía
en los ojos gitanos de la noche
acaso es mi razón
la que te ahoga el concluyente sentimiento
y se arriesga a presentarte fútil y ligero
cuando sos simplemente
un auténtico corazón de mujer
suspendido en el letargo alucinante
del indecible verbo